La mantequilla y el dinero de la mantequilla
Cristina Jarque
La clase de hoy se llama: "Alienación y repetición". Esta clase es del 1 de marzo de 1967. Hoy veremos cómo Lacan aborda estos dos conceptos fundamentales articulándolos a partir de la estructura de elección ·La bolsa o la vida”. Lacan demuestra que es una elección forzada y, a partir de esta reflexión, vemos cómo cómo el sujeto se constituye en el campo del Otro a través de una decisión inaugural que lo aliena: en el momento de elegir, el sujeto pierde algo. Esta alienación es condición de su surgimiento, pero implica siempre una pérdida (de goce, de ser o de significación). Quizá por eso a algunos sujetos les cuesta tanto trabajo tomar la decisión de elegir y en muchas ocasiones dejan esa responsabilidad a otro, por la incapacidad de posicionarse ante la pérdida que conlleva la elección. Lo que lacan también comentó con aquello de "La mantequilla y el dinero de la mantequilla", es un ejemplo que se basa en observar la dificultad de perder el dinero al comprar la mantequilla, es decir, que el sujeto quiere quedarse con todo y no pagar el precio del deseo. Siempre me gustó este ejemplo porque indica la razón por la que el tratamiento piscoanalítico tiene un precio. Es el precio que debe pagar el sujeto por su deseo. No puede tenerlo todo. Lacan se apoya en la lógica formal y en la topología para describir esta operación, señalando que el sujeto sólo puede emerger como falta en el Otro, como algo que no se representa del todo. El fantasma aparece como intento de sutura a esta falta constitutiva, funcionando como escenario donde se enmascara la pérdida. En otras palabras: el fantasma es un velo para no ver la pérdida. En cuanto a la repetición, Lacan plantea que es una insistencia de lo fallado, retorno de lo no simbolizado. Lo que se repite es precisamente el fracaso de la simbolización de lo real. La repetición articula lo que no pudo integrarse en la cadena significante, haciendo de cada acto un eco de esa pérdida estructural. La clase se centra así en cómo el sujeto queda atrapado entre el significante del Otro y el goce perdido, entre la demanda y el deseo. La repetición no busca el objeto perdido, sino que repite la pérdida misma, inscribiendo al sujeto en una lógica de goce que escapa al sentido. Lacan insiste en que el sujeto del inconsciente no es un ser sustancial, sino un efecto de lenguaje: emerge en la división, en la hiancia entre significante y goce, entre alienación y separación. Aquí, el fantasma sostiene su consistencia.
