INTERVENCION EN EL CONGRESO DE LA FEP EN ROMA 2014



El análisis terapéutico
Por Christian Hoffmann

El análisis es definido por Freud como terapéutico, tanto en el caso de que la demanda sea didáctica, como en el caso de que la demanda consista en la curación de los síntomas. Este acuerdo acerca del carácter terapéutico del análisis es hoy generalmente compartido por los analistas, pero ¿acaso sabemos lo que es un análisis terapéutico, son principio, su fin o su eficacia?
Freud acaba sus conferencias de introducción al psicoanálisis con El análisis terapéutico[1], en ellas presenta el mecanismo de la curación a partir de su teoría de la libido, esto después de señalar que la neurosis no es apta al goce y a la acción y que la causa principal de esa ineptitud consiste en que su libido no está dirigida hacia un objeto real, entendiéndose, en oposición al objeto del fantasma.
Así, en el primer tiempo de la cura, la libido pasa del síntoma a la transferencia, y en el segundo tiempo, consiste en liberar la libido de ese nuevo objeto para dejarla disponible al sujeto para ciertas satisfacciones[2]. Y esto por medio de la interpretación que transpone el inconsciente en consciente.
Desde Freud y con Lacan, particularmente en el seminario “L'insu que sait de l’une-bévues’aile à mourre (14/12/76 et 21/12/76)”, sabemos hoy que cuando el analista toma el punto de vista simbólico y de la interpretación, puede mejorar un poco para el analizant.e, por el hecho de poner el acento sobre el saber del inconsciente, ese saber que Freud denominaba “nuestro mejor saber”. Para Lacan, esa gana de saber, ciertamente inconsciente, en una estructura diferente del nudo borromeo, lo que podemos entender en relación a la distinción entre RSI y a su estructura de los bordes entre estos tres registros, de ahí lo real como imposible, un imposible entre RSI constituido como la pérdida misma  que constituye ese anudamiento, a saber, el objeto a.
Lacan evoca entonces la necesidad de otro corte para reencontrar la estructura del nudo borromeo en el análisis, y es aquí dónde emplea el término de "contra-psicoanálisis"[3]apoyándose en Freud: “Freud insistía para que por lo menos los psicoanalistas rehagan dos cortes[4], una segunda vez el corte”.
En El aturdido[5], Lacan confirma ese “lazo doble” para obtener la caída del objeto a y la producción del sujeto.