Monólogos femeninos (las voces de la violencia), Pensar el Cine, EnsoñArte, Cartel, Newsletter
Clase impartida en el SEMINARIO SOBRE PERVERSIONES en Toledo (Curso 2014)
La
angustia de la víctima como condición exigida.
A
partir de "Nueve semanas y media" de Adrian Lyne
Por Cristina Jarque
"La
experiencia fisiológica demuestra que el dolor es de un ciclo más largo desde
todo punto de vista que el placer, puesto que una estimulación lo provoca en el
punto donde el placer termina. Por muy prolongado que se le suponga, tiene sin
embargo como el placer su término: es el desvanecimiento del sujeto. Tal es el
dato vital que va a aprovechar el fantasma para fijar en lo sensible de la experiencia
sadiana el deseo que aparece en su agente."
Jacques Lacan (Kant con Sade, Escritos 2
pág. 753, Siglo XXI, México, D. F., 1971).
La analizante, a quien llamaré Paula es una
mujer que ronda los 55 años. Desde la primera cita deja claro que la causa de
su sufrimiento es la relación amorosa que mantiene con un hombre al que llamaré
Carlos. Paula me pregunta si he visto la película de Adrian Lyne (que tuvo
mucho éxito en su momento) y que se tituló: Nueve
semanas y media. Dice sin tapujos que la suya, es una historia muy parecida
a la que recrea ese filme. Recordemos que esa película tuvo como protagonistas
a Mickey Rourke y Kim Bassinger, ambos reconocidos (en su época de gloria) por
su belleza y poder de seducción, lo que se conoce como sex symbol. Nueve semanas y
media narra la relación entre John y Elizabeth, una pareja que vive una
historia de amor bastante polémica y complicada porque tiene componentes
difíciles de entender que están relacionados con el campo de la perversión.
Paula me habla de Carlos: ella dice que su
vida amorosa es parecida a la de Elizabeth, o más bien, corrige ella, Carlos es parecido a John. Cuando le
pregunto por qué, ella me relata una escena donde según me dice, está presente
la necesidad de John de lo que ella llama:
sacar la angustia de Elizabeth a toda costa. La primera escena que me narra
es la de la feria. En esta escena John hace subir a Elizabeth a un juego, el
juego conocido como la rueda de la
fortuna o la noria. Elizabeth de
manera confiada se sube al juego, pero, para su sorpresa y asombro, John no se
sube con ella, la deja sola. Acto seguido, John va donde el hombre que maneja
el juego y le dice que cuando la chica esté en la parte alta detenga el juego.
El hombre así lo hace y entonces John decide dejar a Elizabeth en lo más alto
del juego detenida... suspendida - dice Paula - llorando sin parar, mientras me
sigue narrando la escena.
¿En qué se parece John a Carlos? Le
pregunto yo, y ella me responde: en que
hay algo perverso dentro de él, hay algo… obscuro… como si gozara con hacerme
daño, como si tuviera un placer perverso por provocar mi angustia a propósito.
Clase impartida en el SEMINARIO SOBRE PERVERSIONES en Toledo (Curso 2014)
Soberbia y perversión
Por Lola Burgos
La soberbia es un nombre del narcisismo. Y
la soberbia también es el nombre de un pecado, y no de un pecado cualquiera.
Según la doctrina cristiana, es uno de los siete pecados capitales. El término
“capital” (de caput, capitis, “cabeza”, en latín) no se
refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados.
Santo Tomás de Aquino dice que los pecados o vicios capitales son aquellos a
los que la naturaleza humana está principalmente inclinada. Dante Alighieri en
la “Divina Comedia”, obra donde fusiona con maestría religión, historia, política,
filosofía y comentarios sociales sobre un tapiz de ficción, creó un mundo de dolor y sufrimiento más allá
de todo lo que hasta entonces la humanidad había imaginado, y su escritura ha
definido, literalmente, nuestra visión moderna sobre el Infierno, el Cielo y el
Purgatorio. En su ascenso a través de la montaña del Purgatorio para llegar al Paraíso,
Dante alberga en la base de la montaña , en el primer círculo, a quienes han
cometido los pecados más graves: los soberbios.
En la Ética de Spinoza se dice que “la
soberbia consiste en estimarse a uno mismo, por amor propio, en más de lo
justo”; y añade: “...del contento de si mismo brota la soberbia, de la humildad
(brota) la abyección” (que define como “estimarse , por tristeza, en menos de
lo justo”).
Si comienzo así este artículo es para
intentar acotar cuales son las posibles relaciones entre soberbia y perversión
señalando sus intrincaciones entre aspectos tanto socioculturales y morales
como psicopatológicos y clínicos. Es decir, si circunscribimos a la soberbia en
el marco de la perversidad o psicopatía, entendiendo éstas como aquellos
comportamientos basados en transgresiones morales o sociales, y a la perversión
en el marco de las conductas sexuales que suponen una desviación respecto al
“acto sexual normal”, resulta interesante señalar cuales son los puntos de
cruce y separación entre estos dos conceptos. Las especificaciones que Freud y
Lacan hacen a partir del Psicoanálisis clarifican de modo concluyente esta
temática.
NUESTRA PRODUCCIÓN: HEMOS PUBLICADO NUEVE LIBROS EN ESPAÑA (Editorial Ledoria). Estamos trabajando en el décimo que llevará el título de: Miedo, sufrimiento y angustia
1) Sexualidad y maternidad
2) Amor y Envidia
3) Amor y Psicoanálisis
4) El goce de lo imposible: obsesiones
5) Cuatro mujeres: cuatro pasiones
6) La otra versión del padre: perversiones
7) La Madre Estrago
8) La Mère Ravage
9) Burbuja de Amor
INTERVENCION en las JORNADAS DE LA FEP en San Sebastián en febrero de 2014. Texto en francés
LES RISQUES DU METIER DANS LA FORMATION DU
PSYCHANALYSTE, DE LA MORALE A L’ETHIQUE
San Sébastian 22
février 2014- Fondation Européenne
Par Monique Lauret
La question du
pouvoir du psychanalyste est une question cruciale qu’a développée Lacan dans
« La direction de la cure et les principes de son pouvoir » en 1958.
Il entendait montrer en quoi « l’impuissance à soutenir authentiquement
une praxis, se rabat, comme il en est
de l’histoire des hommes commun, sur l’exercice d’un pouvoir. »[1]
C’est bien évidemment sur ce point qu’achoppent et qu’achopperont les
détracteurs de la psychanalyse en en faisant un argument de fond. Il me semble
important dans la formation du psychanalyste, et plus particulièrement dans la
formation des jeunes analystes, de rappeler les questions essentielles
développées par Freud sur le transfert dans La
technique psychanalytique, ayant déjà eu peur des attaques disqualifiantes
envers la psychanalyse et sa scientificité ; et reprises par Lacan qui va
le recentrer sur la question du désir de l’analyste. Or il est important de
rappeler que celui qui a le pouvoir dans la cure c’est le signifiant, et son
importance dans la localisation de la vérité analytique.
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