INVITACIÓN A LA PRESENTACIÓN DE "BURBUJA DE AMOR" EN LA EMBAJADA DE MÉXICO EN MADRID 29 de noviembre, 19:30 horas

La Embajada y el Instituto de México en España le invitan a la presentación del libro "Burbuja de Amor" de Cristina Jarque.

Intervienen:
Ana Nodal, Periodista de Prensa y Radio.
Lola Burgos, Psicoanalista en Toledo.
Jaime del Arenal Fenochio, Director del Instituto de México en España.
Francisco Robles, Coordinador de Humanidades del Instituto de México en España.
Cristina Jarque, la autora, escritora y psicoanalista en Toledo.
Jueves 29 de noviembre, 19:30 horas

EL PODER DE LA ESTUPIDEZ

Por Lola Burgos

Tenemos la tendencia humana a pensar que “los malos” son muy listos porque tejen tramas complejas para hacer el mal a los otros y así encontrar el propio beneficio. Esto está reforzado por el cine, en el que personajes como Hannibal Lecter nos fascinan con su brillante perversidad. Aunque también recuerdo una película española, basada en una novela de Antonio Muñoz Molina, ambas tituladas “Plenilunio”, en la que se echa por tierra el glamour del asesino en serie...
Un autor italiano, historiador de la Economía, Carlo M. Cipolla escribió en 1988 un ensayo titulado “Las Leyes Básicas de la Estupidez Humana”.
Voy a hacer un pequeño bosquejo de lo que esta teoría de la estupidez trae consigo en el ánimo de contrarrestar esta tendencia a magnificar la inteligencia de los “malos” y que en los tiempos de crisis, tanto colectivas como individuales, en los que nos movemos nos lleva a abrumarnos más si cabe. Cualquier estudio cuidadoso de la historia o de los eventos actuales, lleva a la invariable conclusión de que la fuente más grande de malas decisiones o de terribles errores es la pura estupidez. Más que la malicia astuta o la megalomanía.

SABINA SPIELREIN ESCUCHA A TANATOS

Por Lola Burgos

¿Por qué Sabina Spielrein es la primera psicoanalista que escucha a Tánatos? ¿Porque estaba loca? ¿Porque amó mucho? ¿Porque era una mujer? Interrogantes que se plantean a la hora de sumergirnos en uno de los conceptos psicoanalíticos más controvertidos que existen. De hecho, se puede decir que el concepto de pulsión de muerte ha sido el que ha fracturado más profundamente las distintas corrientes psicoanalíticas después de Freud; a parte, del concepto de libido, que ya trajo consigo rupturas profundas todavía con Freud vivo.
Su artículo, de unas 50 páginas, titulado “La destrucción como causa primera del devenir” ( del ser o del nacimiento, según otras traducciones)” escrito en 1911, es un trabajo psicoanalítico pionero.

Extracto del libro LA VERDAD DE LAS MENTIRAS de Mario Vargas Llosa

Desde que escribí mi primer cuento me han preguntado si lo que escribía «era verdad». Aunque mis respuestas satisfacen a veces a los curiosos, a mí me queda rondando, cada vez que contesto a esa pregunta, no importa cuán sincero sea, la incómoda sensación de haber dicho algo que nunca da en el blanco. Si las novelas son ciertas o falsas importa a cierta gente tanto como que sean buenas o malas y muchos lectores, consciente o inconscientemente, hacen depender lo segundo de lo primero. Los inquisidores españoles, por ejemplo, prohibieron que se publicaran o importaran novelas en las colonias hispanoamericanas con el argumento de que esos libros disparatados y absurdos —es decir, mentirosos— podían ser perjudiciales para la salud espiritual de los indios. Por esta razón, los hispanoamericanos sólo leyeron ficciones de contrabando durante trescientos años y la primera novela que, con tal nombre, se publicó en la América española apareció sólo después de la independencia (en México, en 1816). Al prohibir no unas obras determinadas sino un género literario en abstracto, el Santo Oficio estableció algo que a sus ojos era una ley sin excepciones: que las novelas siempre mienten, que todas ellas ofrecen una visión falaz de la vida. Hace años escribí un trabajo ridiculizando a esos arbitrarios, capaces de una generalización semejante. Ahora pienso que los inquisidores españoles fueron acaso los primeros en entender—antes que los críticos y que los propios novelistas— la naturaleza de la ficción y sus propensiones sediciosas.

En efecto, las novelas mienten —no pueden hacer otra cosa— pero ésa es sólo una parte de la historia. La otra es que, mintiendo, expresan una curiosa verdad, que sólo puede expresarse encubierta, disfrazada de lo que no es.