Una voz que nadie quiere escuchar

Clase impartida en el Colegio de Psicoanálisis de Madrid
En el seminario de la "Lógica de la Sexuación"
Por Cristina Jarque.

La analizante, a quien llamaré Beatriz, llegó a mi consulta diciendo que era una persona obsesiva, que se machacaba todo el tiempo, que se comía la cabeza y que había llegado a un punto donde las obsesiones no la dejaban vivir.
Dijo que las obsesiones han estado presentes desde su edad infantil.
Ser obsesiva es un significante que la marca desde sus más remotos recuerdos; dice que tanto padres como hermanos, amigos, familiares y terapeutas, la han catalogado así: obsesiva, testaruda, necia, cabezota.