TOLUCA. Videoconferencia sobre LA MADRE ESTRAGO, el domingo 14 de diciembre 12h de México.
Consideraciones
Conforme fui construyendo la escritura del libro "La madre estrago", las ideas han ido surgiendo, sostenidas siempre por el motor del mismo deseo: el deseo de poder transmitir, el abanico de posibilidades, que se abre ante un sujeto que decide emprender un tratamiento psicoanalítico.
Es sabido, que los psicoanalistas hablamos desde un lugar que no sólo se ubica en el discurso teórico; por el contrario, el verdadero lugar desde donde se habla, es desde ese lugar que se ocupa, cuando se ha pasado por la experiencia analítica personal. Dar cuenta de lo que ha ocurrido en un análisis, es la tarea que me he propuesto llevar a cabo mediante esta escritura, pues sabemos que lo que conlleva, son cuestiones particulares, que no se repiten de la misma manera de un caso a otro caso. Las consecuencias de un análisis, son resultados singulares, que se van dando en cada paciente, por eso decimos que, tanto efectos, como consecuencias, son una cuestión exclusiva de cada quien. Sin embargo, lo que si es cierto, es que podemos observar que al final de un análisis, se puede percibir un estilo propio de cada sujeto, que se nota en su particular manera de vivir la vida después de haberse analizado. Es por eso, que muchas personas hablan de un antes y un después de la experiencia analítica, porque hay una modificación en las actitudes de los sujetos, que es a lo que hemos llamado la rectificación subjetiva. La rectificación subjetiva, implica precisamente, una transformación del sujeto en relación a su particular manera de vivir la vida, de amar, de sufrir, de enfrentar los obstáculos y los problemas que acarrea la existencia humana, tal como la concebimos a partir del lenguaje, en el que todos los sujetos vivientes, estamos inmersos. En este libro, he querido hablar del estrago materno, porque, a través de mi experiencia clínica, he podido constatar que la influencia del padre y de la madre, va más allá de las personas que encarnan esas funciones para los hijos. Lo que quiero decir, es que, el padre y la madre, ocupan una función y un lugar que son fundamentales en el desarrollo psíquico del hijo, y como hemos podido constatar en todos los casos que estoy presentando, una de las funciones que tiene la madre, es la de tener el poder enorme de transmitir la figura paterna, de autoridad y de ley para los hijos. Por eso hablo del estrago, como ese daño, esa devastación que viene de la estructura parental propiamente dicha, pues abarca la relación que preexiste entre la madre y el padre, es decir entre la mujer y el hombre que van a engendrar al hijo, además de la relación que preexiste entre ellos dos, con sus propios padres. Como se ha podido advertir, la historia psíquica de un ser humano, va a estar vinculada a una novela familiar que abarca varias generaciones y que va a ser transmitida en el discurso, a lo largo de la vida del sujeto en cuestión. Esas palabras que se dijeron, esconderán significados enigmáticos en esos agujeros del discurso mismo, es decir, en lo que llamamos el entre líneas, que son los significados de aquellas palabras que no se dijeron, que se quedaron en silencio, pero no por ello, ausentes. Es el entramado, el conjunto de hechos determinados que rodean la vida del sujeto y que van a marcarlo y a estructurarlo, tal y como hemos podido dar cuenta en los casos presentados en este libro. Estos casos, son casos anónimos, y si llegamos a sentirnos afines a alguno de ellos, es porque, al final de cuentas, la experiencia del sufrimiento humano, tiene varios puntos de afinidad, como todos podemos constatarlo, día tras día. Es mi deseo que, ciertamente, existan muchas personas que al leer este libro, logren identificarse a alguno de estos casos, para que de esa manera, puedan comprobar, que hay salidas y hay soluciones sanas al estrago, a la devastación, al sufrimiento intenso y turbulento que se produce en el interior de ciertas almas atormentadas y fracturadas. Porque, aún cuando en algunas ocasiones, creamos que ya no tenemos escapatoria, aún cuando pensemos que todas las puertas se han cerrado, siempre hay una luz, si es que nuestro deseo es querer verla. Quiero finalizar con una frase que escuché de labios de Don Pedro Juan, un hombre que tuvo el privilegio de vivir conforme a su deseo. La frase no es de él, pero a mí me ocurre, como a todo el mundo, que al haberla escuchado de sus labios, se la he adjudicado:
"No dejes que las lágrimas de la noche, te impidan ver el amanecer, porque al final de cuentas, siempre tenemos la posibilidad de encontrar nuestra verdad, mediante un profundo análisis de las cosas".

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