Monólogos femeninos (las voces de la violencia), Pensar el Cine, EnsoñArte, Cartel, Newsletter
Publicado en la Newsletter LaTE de septiembre (la enviaremos en breve).
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"Dedico este libro a mi hija, Ana Jarque.
Recuerdo que cuando naciste pude comprender que ambas teníamos que atrevernos a volar lejos de aquel nido tóxico en el que habíamos nacido. Tú fuiste mi inspiración para escribir el libro de "La madre estrago" porque lo que yo más deseaba en aquel momento, era poder ser para ti una madre muy diferente a la mía. Lo que yo deseaba era tener la capacidad de escuchar tu deseo y apoyarte a realizar tus sueños, los tuyos, no los míos. En aquella época empecé a analizarme y comprendí que para mí, era vital que tú crecieras en un ambiente diferente al mío: que allí donde yo fui obligada a hacer aquello que una buena familia mexicana supone que una mujer debe hacer, tú pudieras ser un alma libre. Pronto entendí que no podíamos hacerlo en nuestra tierra, así que emigré. Crucé el océano para que ambas encontráramos un lugar en el mundo.
Han pasado 33 años de nuestra partida. Hemos vivido en París, Barcelona, Lima y Tenerife. Hemos vuelto a México creyendo que iban a readmitirnos, pero no fue así. Estuvimos en CDMX y después en Acapulco pero aquella familia no pudo reconciliarse con dos mujeres que eran espíritus libres. Nos llamaron de todo, rescato aquello de "indomeñables". No era posible entrar al clan porque rompíamos las reglas y los esquemas patriarcales y machistas. Vivimos momentos de intensa violencia, no solamente de los hombres de la familia, sino, lamentable y sorpresivamente, sobre todo, de las mujeres del clan. Tú ya eras adulta, así que pudiste vivir en primera persona lo que yo había sufrido años atrás. Nos desheredaron, no solo económicamente, sino también de todo el legado familiar. Recuerdo cómo nos cogimos de la mano y volvimos a Europa. Han pasado 20 años desde la última vez que nos fuimos de México. Primero fuimos otra vez a Francia y finalmente nos quedamos en Toledo. Aquí, en esta ciudad española empezamos a echar raíces. Dicen que para separarse de los orígenes es necesario volver a ellos para dejarlos definitivamente. Creo que eso es lo que hicimos la última vez que fuimos a México. Tú te convertiste en mi maestra. Tu fuerza y determinación te transformaron en una guerrera valiente. Para mi gran alegría, te tatuaste unas mariposas en la espalda que eran el testimonio de tu transformación. Me enseñaste a enfrentar la traición con la cabeza en alto. Con el tiempo decidiste que tu lugar era Francia. Recuerdo cuando te fuiste con una maleta y un corazón lleno de esperanza, enseñándome cómo se deja atrás todo lo que nos había hecho daño. Hoy, te miro y siento un orgullo inmenso. Me enseñaste a ser un fénix y renacer de mis cenizas. Nuestra historia es un testimonio de que el amor siempre es más grande que el miedo. En este libro he escrito sobre catorce mujeres que han tenido que enfrentarse a situaciones violentas por el solo hecho de haber nacido mujeres. La posición femenina y el goce femenino acarrea mucha agresividad, no solamente a los hombres, sino también a las mismas mujeres. Los sujetos, a nivel inconsciente se preguntan sobre la feminidad y la envidian, por eso surge la agresividad y la violencia. Todas estas mujeres de las que escribo son parte nuestra, hija querida. Pienso que si nosotras seguimos vivas y no hemos terminado en tragedia, como algunas de ellas, es porque tú me enseñaste que el verdadero tesoro es el amor propio y la independencia.
Para ti, mi "Ana Brave" dedico mi escritura en este libro, que habla de mujeres. Mujeres, en posición femenina, como nosotras". Cristina Jarque.
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