Presentation in LONDON (ICS) Four women: four passions (Sept 2013)



Alfonso Gómez Prieto
Elogio a lo femenino
El enigma femenino, el no saber qué quieren las mujeres, cómo gozan, le hace decir a Freud que lo femenino es el “continente negro” y apela a las psicoanalistas mujeres para que respondan de ello. Estas mujeres psicoanalistas contemporáneas de Freud, algunas de ellas discípulas (Helen Deutch, Marie Bonaparte, Lou Andreas Salomé, Karenn Horney) y a las que debemos reconocer su labor, en un punto parecen haber desviado el camino, ya que es en la anatomía donde buscan la respuesta o para decirlo mejor, el hombre es el referente y es comparándose con él cómo responden. Es verdad que tanto social como estructuralmente que lo fálico prevalece, pero lo fálico no es el continente negro por el que fueron interrogadas. Por eso nos preguntamos ¿no responden todas ellas renunciando a su saber?


¿Por qué esa rivalidad? ¿Por qué otorgarle al órgano masculino todo ese poder? ¿No es eso lo que se filtra en algunos discursos de las mujeres? Que en lugar de hablar desde la diferencia, hablan desde la comparación.

Es en este contexto de mis reflexiones sobre lo femenino cuando recibo la invitación de Cristina Jarque para participar en un comentario sobre este precioso libro en el que diecinueve mujeres escriben a su vez sobre cuatro mujeres de nuestra historia, Frida Kahlo, Camille Claudel, Teresa de Ávila y Juana de Castilla y pienso que es un privilegio como hombre que se me permita entrar en este espacio de entre-mujeres que Cristina ha podido armar con su capacidad creativa y su pasión de construir. Es un libro, para mí optimista, que queda abierto a preguntas e inquietudes. El debate está servido después de su lectura. En cualquier caso la cuestión femenina es abordada con sutileza y precisión, un tema por otro lado espinoso y difícil de entender.

Lacan llegó a afirmar lo siguiente: “La mujer no existe”, lo cual generó gran desconcierto y revuelo, generando comentarios de toda índole entre las mujeres, provocación, prejuicios, ramalazo de machismo. Decir que la mujer no existe es ir muy lejos y merece ser tratado con mucha cautela  a fin de entender a donde nos lleva esta proposición ya que precisamente la lucha de la mujer por existir ha sido y sigue siendo demasiado compleja como para que venga alguien y de un plumazo borre aunque sea en apariencia lo que ella ha construido. Claro, pero esta afirmación, no hay que tomarla ni desde el escenario consciente ni desde el escenario social, sino desde que en el inconsciente no hay un significante de la mujer, quedando el único significante, el significante fálico y que explicará las fantasías de ese sujeto tanto hombre como mujer en torno a ese significante como metáfora de totalidad. Podríamos desvelar el malentendido y completar el párrafo “la mujer” como totalidad,  como ideal, como perfección, como un todo es esa la que no existe ya que se trata de un mito, de un ideal que en uno de sus seminarios compara con Dios. Claro, ahí sí podemos estar de acuerdo, es verdad, la mujer no existe, existirían las mujeres una por una y Lacan lo escribe con el artículo la tachado. Decimos existen las mujeres una a una con sus particularidades, con sus diferencias, sus virtudes, sus defectos, sus logros, sus fracasos. Y esa es la magia que ha conseguido Cristina Jarque juntando a estas autoras y desde mi punto de vista diría entonces “vosotras mujeres” dando cuenta de lo que en vuestro inconsciente y desde el deseo y el goce movilizan a su vez cada uno de estos  cuatro personajes históricos escritos en femenino y que muchas veces les lleva a incontables sufrimientos al fin de alcanzar sus metas. Son mujeres una a una las que han escrito, con sus particularidades, diferencias y virtudes, aportando datos valiosos sobre la feminidad, la masculinidad, el falicismo y me ha permitido explorar las redes afectivas, las intimidades sensuales que determinan la posición de estas cuatro grandes mujeres de la historia sobre las que giran los artículos. Estas páginas reflejan la ilusión de un trabajo femenino en comunidad, de una misión femenina de paz que a mí ha conseguido transmitirme valores femeninos positivos y que creo conseguirán en los lectores metamorfosis mentales también positivas.

 En general al leer este libro queda constancia de que gozar puede implicar conflictos. Su imperativo se opone a nuestra propensión a la felicidad que reside en la descarga de la tensión. A veces el goce puede estar muy cerca del horror. Es cierto que el goce femenino es en cierta medida transgresor de la ley. El goce absoluto está prohibido para el sujeto, pero las mujeres es como si tuvieran la posibilidad de saltarse la ley al menos en parte y lograr un goce externo a la palabra, gozando de forma silenciosa y muda. En cualquier caso el absoluto de goce sería un horizonte inaccesible.
Goce suplementario, goce de mujer, estamos hablando de una recuperación urgente de la feminidad.
En definitiva que pueda escucharse el orden femenino en el dominio público. No existe superioridad femenina pero si condiciones diferentes de esta en la vida. Mujeres que habéis llegado a esta posición, cohesionadas y unidas por la magnífica labor de Cristina Jarque como hilo conductor de sutiles alianzas, de un bonito trabajo conjunto bello y femenino os pedimos transmitáis vuestro saber a las fuerzas de la cultura. Ciertos elementos socioculturales retrasan el ejercicio pleno de la feminidad siendo este un atributo pleno de misterio, coagulado en su significación: seducción, amabilidad, suavidad, privacidad. En la aparente debilidad de la feminidad reside una fuerza poderosa.
La palabra poder automáticamente alude a la noción convencional de ideas de grandeza, obtención de bienes de dominio sobre los semejantes, sometimiento, triunfo victorioso.

El poder femenino sería el poder del “no poder”. Es conocer lo más cercano a los límites, el más allá del falo, el goce femenino.
La omnipotencia humana genera locura y destructividad. El poder femenino linda con la sabiduría. Es un poder inefable, invisible que recibe el adjetivo de femenino para contraponerlo al masculino invasor y guerrero. Lo femenino habita en cualquier ser humano independiente del género, igual que lo masculino. Lo femenino, refugio secreto de un saber que escapa de las trampas del poder convencional. Las riquezas no logran comprar los valiosos bienes terrenales sin precio, tales como el amor de un semejante, la armonía en la vida, la facultad de hacer frente a los contratiempos con sabiduría. Al no creer ya en la superioridad del trabajo del hombre o en el famoso sometimiento de la mujer, puede ejercerse este poder de orden femenino y ganarse batallas sin pelear. Desarmar al hombre si presenta aun guerras machistas viriles con otras armas, armas de mujer sutiles y seguras.

¡Bienvenido sea encontrar en unión a diecinueve mujeres en este siglo XXI escribiendo en fraternidad!. ¡Pasen al frente, por favor!. La vida con mayúsculas necesita de vuestras ideas, del despliegue de una actividad en femenino a través del estudio de las historias de mujeres como Frida Kahlo, Camille Claudel, Juana de Castilla y Teresa de Ávila. Damas andantes que despliegan sus alas con éxtasis diversos, intelectuales, figurativos, narrativos, sufrientes. Capaces de rozar como Lacan nos dijo un “más allá del falo”, como un goce fuera del lugar ligado a la naturaleza, en un más allá de lo simbólico. Goce cercano al fenómeno del des-borde.

Es altamente beneficioso en el sujeto humano, por tanto integrar feminidad y masculinidad.

Es maravilloso escuchar a las mujeres y leerlas en un libro como el que hoy se presenta, y en mi escucha como psicoanalista descubrir con fascinación la maravilla de ser mujer y deleitarme junto a ellas en la aventura de la auténtica feminidad.

Me despido de ustedes. Nos queda, espero ahora la lectura por ustedes de este libro que seguro será  fructífero y les hará pensar. Siempre lucharé porque lo femenino tenga un derecho a existir con plenitud. Invoco a las mujeres para que puedan hablar de ello como las invocaron también nuestros maestros Freud y Lacan.

En este libro hay una recuperación urgente de la feminidad. Veo en él damas andantes a las que deseo elogiar una por una. Vislumbro un orden femenino en el que Cristina Jarque me ha permitido participar, sin superioridades, pero clamando por ser escuchado en el dominio de lo público y siempre como un movimiento propulsor de la vida y promotor de Eros.

Habéis elegido cuatro damas andantes personalizadas en cuatro nombres, pero están también vuestros nombres como escritoras. Vuestros relatos de mujeres fuertes y valientes que habéis escrito con maestría y desde vuestra personal perspectiva.

Todos necesitamos de mujeres con vuestra pasión para desvelar las maravillas de la feminidad como atributo pleno de misterio porque en dicha feminidad reside una fuerza poderosa. Sois portadoras del “ser”, apartadas de los míseros “teneres”.

Me despido de vosotras con admiración e invito de nuevo a la lectura de este libro. El mundo necesita de mujeres como vosotras, femeninas y autónomas. que se yerguen dignas y que representan nuevas promesas de metamorfosis positivas por los tiempos que a la humanidad aun le faltan por transitar.  Habéis demostrado, que las mujeres, sois hoy el presente y podéis dejar de llorar por un pasado. Gracias de nuevo por haberme permitido compartir con vosotras esa fuerza de vida irradiada en vuestras palabras.

Enhorabuena a las mujeres que habéis escrito en este libro, una por una, Cristina, Lola, Mónica, Fietta, Silvia, Teresa, Verónica, Bárbara, Estrella, Fiora, Belén, Lis, Hortensia, Ana Isabel, Ana María, Ana, Rosa, Magdalena, Elvira, por haber llegado a esta posición, por no reprimir vuestra feminidad y por transmitir vuestro saber a la cultura en forma de libro. Ya no hay nada que temer estando junto a vosotras, simplemente avanzar.


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